Gigolos, Playboys y Bon Vivants.

Siempre me llamó la atención las personas que sabían divertirse, estaban a la última, eran atractivos y ademas, "cobraban por ello".

Me estoy refiriendo a personajes como Jacques de Bascher, amante de Karl Lagerfeld y de Yves Saint Laurent, "IT boy" (lo mas moderno y atrevido de la época), famoso Bon Vivant, muso (musa masculino) e incluso fue dibujado por David Hockney. 

                  Jacques de Bascher acompañado por una dama.

   David Hockney. The Fourth. 1992.

The tunnel early autumn.

Porfirio Rubirosa fue boxeador, diplomático dominicano, jinete de polo y piloto de Ferrari. Tambien fue conocido por casarse con ricas herederas (en total 5 matrimonios) y por su relación con famosas actrices del momento como Zsa Zsa Gabor, Marilyn Monroe,  Kim Novak, Rita Hayworth, Ava Gardner y un sin fin de damas de la alta sociedad.

Zsa Zsa Gabor y Porfirio Rubirosa en 1954.

Tenía sex appeal y sabía divertirse. Como detalles diré que solía llevar siempre, en el maletero de su coche, una caja de Champagne y según el FBI (que lo seguía muy de cerca), Ian Fleming se inspiro en él para crear el personaje de James Bond.

   Porfirio pilotando el Ferrari 166 MM. Motor V12 de 1995 cc.

                                                                                  Interior Ferrari 166 MM

Estos Bon Vivant no suelen tener muchos escrúpulos ni vergüenza y dicen frases audaces como "Yo no tengo tiempo para trabajar".

En el lado contrario encontramos a las personas que se pasan la vida trabajando y descuidan su vida privada; la familia, los amigos y en definitiva, a ellos mismos.

Les pasa la vida por encima y  ademas, al final, puede venir un estafador y quitarles todos sus ahorros sin haber disfrutado nada de la vida, entre otras cosas, porque no saben disfrutarla.

Creo que hay un termino medio, un equilibrio que puede ayudar bastante a solucionar esta situación "balance" que dicen los americanos.

En cualquier caso, prefiero acabar estrellado con un Ferrari en los Campos Elíseos, como Porfirio Rubirosa, que morirme de aburrimiento.